La última noche.
Las últimas veces.
Nuestras últimas veces.
Nuestras primeras veces.
Hace 1 semana se cerró mi círculo.
Cerré con llave la puerta, que conjuró secretos, guardó caricias.
Cerré ese espacio al que llamé hogar, que me sostuvo en días duros, en temporadas donde el dolor era sumamente quebrantable y no había espacio exterior que me diera aliento, más solo pude reposar mis pensamientos en ese lecho que tantas noches fue compartido con tu olor.
Y ahí me sostuve.. la última noche, recordando cuántas primeras veces nos tuvimos y cuántas últimas veces nos perdimos.
Me invadió la gratitud del espacio, de la creación del hogar, del trabajo con manos, con tiempo, con dedicación y cariño, de todo lo que se había soñado en ese espacio minúsculo de 27 m2.
Soñé con ampliar mis horizontes, soñé con formar familia contigo, soñé con compartirlo todo.
Ese hogar que sostuvo mis deseos, mis desengaños, que sostuvo mi piel, mi cuerpo, que me protegió de lo exterior, que solo él pudo derrocar mis muros internos y visualizarme vulnerable.
Me sentía así constantemente. Vulnerable y sostenida.
Creé un espacio seguro. Yo lo llamaba así, ellos hogar. Fue el espacio donde más escribí, más amé, más bailé, más me enamoré, más reí y más lloré.
Construí cada detalle de ese espacio con mucho amor y cariño, y me marché del mismo modo.
Amando cada recoveco de ese lugar, la luz del atardecer mientras leía un libro en la butaca, todo lo que fuimos en aquél espacio.