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martes, 11 de enero de 2022

Para Amanda

Eres todas las mujeres que habitan en mí.

Eres la cálida mirada, eres fortaleza y delicadeza.

Eres todas las mujeres que habitan en mí.

La cálida luz que atraviesa la ventana de la habitación, y se posa en el vello de tu espalda,

Las mil batallas sostenidas por tus hombros.

Eres la mirada vigorosa, de aquellos ojos llenos de vida, que han visto oscuridad,

Que atraviesan mares y palabras,

Que camaleónicos, se adaptan al cambio estacionario.

Ojos que no son de paso... son hogar.

Eres todas las mujeres que habitan en mí.

Eres una tarde recitando a Gioconda belli,

Eres la sonrisa al descubierto,

La suave brisa que penetra en tu comisura,

La mueca errante de aceptación, 

Tu presencia llena de sabiduría,

Tu silencio que cuestiona mis creencias,

Mi vulnerabilidad ante ti...

Eres todas las mujeres que habitan en mí.

Eres mi susurro al oído, mi gemido en tu boca.

Eres la derrota y la resurrección, 

El hastío de la lucha y el comienzo.

Eres todo lo que dejas atrás, para renacer.

Eres el ego sometido a tu merced.

Eres el poder de 20 generaciones,

Eres mujer, poderosa y eterna.

Eres una indefinible, incuestionable alma rota...

Eres todas las mujeres que habitan en mí.

Eres la inspiración de mi escritura,

El garabato de mis labios en la pared,

La mancha de sangre en la colcha,

La copa de vino derramada sin querer.

Eres el disfraz para esconderte,

Eres una charla vespertina,

Eres honestidad hecha instante.

Eres el instante que despierta,

Eres el despertar de mi consciencia.

Eres el abrazo roto que cura.

Eres el gozo de la vida, la creación y el sentido de la misma.

Eres la Fe que me faltaba.

Yo te despido compañera mía,

Sabiendo que eres todas las mujeres que habitan en mí todavía...


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