Hoy os quiero hablar de la soledad. De la palabra y sus derivados: estar solo, sentirse solo, etc...
Muchas veces intentamos crearnos un círculo de amistades y relacionarnos socialmente para crear ese vínculo, pero no todas las personas tienen esa habilidad social y/o comunicativa de agradar, encantar, simpatizar y conectar con otras personas.
Hay personas que lo pasan tremendamente mal en espacios sociales, con mucha aglomeración de gente, con personas desconocidas, fuera de su "zona de confort", llamémosle.
¿Y qué sucede cuando te encuentras en esa tesitura?
Pues que te empiezan a sudar las manos, tienes palpitaciones, estás nerviosa e intranquila... y resulta ser que tienes ansiedad. Son situaciones que tu cuerpo no tolera bien, porque tu mente le está diciendo: "ei! estás en una situación que no controlas, no estás agusto porque no sabes si esta gente tendrá buen concepto de ti" ... blablabla... palabrerías!
La mente nos está empujando a continuar en ese círculo vicioso de inseguridad e introspección...
El problema no es la parte física que se puede disimular de alguna manera, es lo que nos afecta y cómo nos afecta estas situaciones a nivel mental.
Porque somos seres sociales y cada día nos encontramos con situaciones similares a la anteriormente citada y debemos de aprender a saber gestionarlas. No se trata de comenzar a ser los más sociables del grupo, ni caer bien a todo el mundo, incluso a los que nos caen mal; sino aprender a estar en situaciones que no controlamos.
Y perder el control nos asusta, sí, pero dada la cirscuntancia nunca hemos podido tener el control de estas situaciones, porque todos los contextos son distintos, lo único que podemos tener control es de nuestras propias emociones, de cómo gestionarlas y aprender a fluir con ellas sin que permanezcan estáticas en esos momentos y nos generen ansiedad. La ansiedad nos hace tapar nuestras propias habilidades comunicativas y nuestra manera de ser.
Por eso, muchas personas que no saben gestionar sus emociones, y les asusta sentirse inseguros, inferiores delante de un entorno social desconocido, optan por rehuir de estas situaciones, de poner excusas a los amigos para no ir a según qué sitios, de no dar pie a conocer a personas nuevas que puedan entrar en su círculo.
Suelen ser personas retraídas, muy sensibles y emocionalmente inestables, con dificultades para las relaciones afectivas y duraderas y con graves problemas de autoestima.
Para ellas la solución es el aislamiento... poco a poco se van sumergiendo en su mundo interior, -muy rico por cierto, dado que suelen ser personas con profundidad, creativad y extremadamente perceptibles a las emociones ajenas- donde se sienten más protegidas y con más control.
Pero esto lo único que prolifera es más autoengaño y una pseudosatisfacción errónea, pues la autosoledad solo nos autoengaña.
Cuando uno toma la decisión de estar solo, es una opción como otra cualquier. Yo puedo optar por disfrutar de una tarde en compañía de alguien y/u optar por disfrutar de mi propia compañía en soledad.
Esto son matices muy importantes de percibir, porque no tomo la decisión en base a una inseguridad o un estado de ansiedad latente por un hecho que aún no ha ocurrido, sino por la propia decisión personal, racional y de convicción de que prefiero una opción que otra.
Y por ese mismo miedo de no ser aceptados, muchas personas se aíslan.
Pero también existen otras que les tienen miedo a la soledad, que no pueden estar solos y "necesitan" a alguien, constantemente. Estas personas prefieren relacionarse con amistades sin fundamento, o relaciones amorosas sin ningún futuro por sentir que alguien las necesita, las quiere...
El problema de aferrarse a este tipo de relaciones, es que no ahondas realmente en ti, porque estás demasiado pendiente de mantener esa relación para no hundirte, de sentir que alguien no puede vivir sin ti.
La cuestión aquí es que te pierdes en ese camino, porque vives la vida de otra persona, sin conocerte a ti misma. y la búsqueda constante de tu esencia debería ser lo más importante, sino es imposible que generes lazos afectivos sanos con las personas de tu alrededor, porque siempre esperarás que los demás te den eso "que a ti te falta", que al fin y al cabo es más confianza y autodeterminación.
¡Tu autoestima!.
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