En algunos momentos de la vida (demasiados en algunas ocasiones) nos dedicamos a pensar.
Y digo demasiadas veces porque la mayoría de esos pensamientos son repetitivos, no son nada productivos y merman cualquier posibilidad de que entren nuevas ideas.
Y, como estoy tan segura de ello? Pues porque mi mente viaja a través de esos pensamientos constantes una y otra vez.
Por ejemplo, quería añadir una nueva entrada de blog desde que comenzó la semana.... Y aquí me véis, a punto de finalizar la semana, lo que viene siendo como estudiar un día antes del examen.
Por qué? Porque me he dedicado a remover esos pensamientos repetitivos en mi cabeza hasta que fueran eliminados, no me dejaban escribir, con la de grandes ideas que tenía en mente y yo misma estaba dejando que me bloquearan...
No os pasa eso a veces con las decisiones que tomáis? Con la interpretación de las cosas?
Es decir, hay millones de ideas en la mente de las personas, algunas tienen ideas constantemente (no digo que todas sean productivas) pero el mero hecho de tenerlas ya está haciendo que nuestra mente trabaje, imagine, gestione, planifique y deje de pensar en otros pensamientos nada gratificantes (esos que no paran de bloquearnos con nuestros miedos e inseguridades).
Yo tengo un aluvión de ideas esta semana! Podria escribir 5 entradas por lo menos sobre ellas. Pero las reduciré en esta.
Miedo.
Eso es lo que tengo la mayoría del tiempo cuando quiero hacer cosas. Porque? Por el simple miedo de fracasar.
Y porque tenemos miedo de hacer lo que realmente nos gusta?
Es decir, no nos gustan estas ideas negativas de nuestra mente, al igual que no nos gustan las críticas de los demás.
Pero por qué creéis que es así?
Porque en el fondo, estamos supeditados, y anhelamos la aceptación, la aprobación y la satisfacción del trabajo bien hecho y reconocido que nos transmiten los demás.
Suena a poca personalidad, pero una de las razones que tenemos para continuar con nuestros planes o nuestros objetivos, muchas veces, es la satisfacción que nos hace sentirnos mejor ver que otras personas nos valoran.
El problema??
Que eso causa una responsabilidad mayor en los demás sobre nuestras propias acciones y pensamientos. Asi pues, ponemos en las manos de los demás todo el poder para frustrarnos o deleitarnos.
Es un grave error!!
Nadie puede tener ese poder, porque entonces volvemos a caer en la necesidad de aprobación de los demás, de los miedos e inseguridades... Y esos proyectos, esas ideas, se vuelven ilusorias o en su caso, dependientes de la aceptación del entorno.
Y al respecto, solo nos queda hacer una cosa. Romper.
Romper con esos pensamientos bloqueo que tanto daño nos hacen.
Hacer lo que nos asusta, rebelarnos con nosotras mismas, deleitarnos también y descubrirnos.
Esto es muy sencillo de escribir, pero a la hora de ponerlo en práctica es desde luego un auténtico fastidio.
La mente siempre va a preferir las cosas fáciles, automáticas, las que ya ha interiorizado, aunque sean dañinas y tóxicas.
Por eso muchas personas tienen miedo de darle fuerza a esas nuevas ideas, de darles forma, de darles alas... Creen perder el control de lo que conocen, pero es precisamente en ese instante cuando se transforman en aquello que poco a poco son.
Fuera el miedo.
Es indiferente si tu entorno aprueba o no esas ideas delirantes, porque nada va a hacerte más auténtico que permitirte el placer de poder darte capacidad de inciativa.
Si utilizasemos toda esa energía que dedicamos en repetir esos pensamientos bloqueos, en reinvertirlos, transformarlos, y construir ideas, proyectos, acciones... Aunque no fueran lo que un principio visualizamos dentro de nosotros, acabarían por ofrecernos una visión distinta de nosotros mismos e incluso una mejor versión.
Alguien me dijo una vez qué, para obtener resultados distintos, había que hacer cosas distintas.
Repetir nuestros propios patrones no siempre es la mejor respuesta.
A veces para aprender a volar, hay que saltar (y no me refiero a tirarse uno desde su balcón) sino a experimentar lo que hay dentro de nosotros y ofrecerlo al mundo sin miedo.
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