Cuando eres consciente de tus miedos, de que te asusta formar una familia. Te da miedo fracasar en tus proyectos personales, en las expectativas que te vas haciendo en la vida conforme vas creciendo, madurando o cómo yo quiero llamarlo: conociéndote más.
Porque cada vez hay menos tiempo y más ganas de hacer cosas. Los proyectos personales se vuelven más ambiciosos y la realidad se vuelve más cruda. Pero también más significativa, porque valoras más cada instante, cada momento de tu vida compartida con otras personas. y eso es maravilloso.
Inviertes tu tiempo también en otros y los otros lo están inviertiendo en ti. En conocerte más.
Y eso es algo muy valioso. Conocerse a uno mismo y dejar que otros te conozcan, con tus proyectos, tus ilusiones, tus anhelos, tus ideas, tus valores... eso es abrirse de par en par. ¡Eso sí que asusta!
Pero es necesario que abramos nuestro corazón, pese al miedo de hacernos daño, de que nos hagan daño.
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