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domingo, 5 de marzo de 2023

Sol

Cuánta belleza en el mundo, cuántos momentos dejamos perder por el miedo.

Cuánta emoción brota del sonido de tu voz, 

del sonido de la naturaleza.

Cuánta verdad hay en ella...

Cuántos momentos de sosiego y paz cuando la escuchas, cuando te permites apagar el interruptor de tanto ruido, y por fin la oyes.

Es un sonido que te mantiene despierto, te mantiene en el aquí y en el ahora.

Te mantiene y te funde con lo que eres en realidad. Parte de esta pieza de vida, de un instrumento del sonido de la naturaleza.

Tu voz es la llamada a la vida, a la conexión, a las cosas que se crearon desde el amor.

Y qué valiente resuena, en los ecos de este mar, en los ecos de los pueblos, la voz del que pese a todo se mantiene conectado a la tierra, al origen de todo y al sostén de su voz, del amor que brota por dentro y del amor que ensí es.

La quietud del instante que te despierta de esta ilusoria realidad, pues lo real está sumergido entre las aguas, entre el sonido del mar, en la puesta de Sol y el color rojo acre del cielo amaneciendo...

Pues todo en esta vida amanece y renace una y otra vez, solo así somos capaces, mientras nos perdemos, de volver a la quietud, de escucharnos de nuevo, de reencontrar la paz de la vida, los momentos que aunque pequeños, aunque fugaces, nos recuerdan que somos parte de ello, de la vida y de la luz.

Que eso es realmente lo que guardaremos en nuestro corazón.



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