Aún sigo perfilando mi vida, como el pintor que traza una línea en su lienzo, la primera de otras tantas, en la que empezará todo a tomar forma.
Caos deforme, de bellas formas.
Tus raíces inconexas, te van transformando, te van alimentando.
Eres frágil ante la vida porque formas ya parte de ella, y del mismo modo que tuviste un principio, tendrás un fin. Como todo lo bello y todo lo terrenal.
Imaginando vivir de una manera etérea, o tal vez inmortal. Bajarás a la tierra después del golpe para ser consciente de tu vanidad, de lo poco que dura tu cuerpo inerte en el suelo... tu proceso de descomposición comienza.
Intenta alimentar tu alma, tu mente, no tu ego.
Aunque no perdures en la existencia de esta realidad, incierto saber en cuál de ellas has podido existir si vives a trompicones y a medio gas.
No esperes que la vida sea la que te llene de amor, de anhelo, de sabiduría y de alegría.
Es el ser que llevas dentro el que deseoso de autoalimentarse crea connexiones con otros para intentar así transformar su mundo interior y que crezca algo más que yerbajos dentro de si.
Pero no... esa burda retroalimentación, no hace más que disipar tu realidad, desfijar tu punto central, creyendo vivir otras vidas, anhelando otros brazos, llenando más vacío en tu interior.
Lo llaman despertar.
Despertar de la letanía, de un suspiro que se ha hecho demasiado largo en el tiempo y el espacio.
al abrir los ojos, lo único que puede haber cambiado es la visión de lo que ves tras ellos.
La interpretación de tu mundo, será el sostén de tus propios triunfos, la sumisión de tu mente hará que tu alma tenga el control sobre todas aquellas pequeñas cosas que conforman tu mundo interno, donde te abrazarás y te amarás por encima de Dios, porque tú serás tu propia Fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario